Llevaba mucho tiempo, años pensando en escribir un libro, pero entre el trabajo y lo cotidiano de la vida, nunca me ponía enserio.
Los fines de semana que era cuando tenia un hueco y no tenia que ir a trabajar, me ponía enfrente del ordenador, pero nada, la mente en blanco y no me salía ninguna idea. Quizás no tenía al lado a la persona que me inspirara para poder hacerlo.
Pero el año pasado todo cambio. Conocí a la mujer más maravillosa del mundo.
Dejé mi trabajo que tenia donde vivía y me vine a la aventura donde vivía ella, la verdad que no lo pensé mucho, sabia que ese paso tenia que darlo si quería tener un futuro con ella.
En enero del 2020 estábamos viviendo juntos, todo iba de maravilla, antes de venirme ya había encontrado trabajo.
Pasaron los meses y de repente, se para el mundo.
Pandemia a nivel mundial, el COVID-19 como se le conoce, el mundo es un caos, en casa toda la gente sin poder salir, sin poder moverse ni viajar para poder estar con tu familia, el miedo se apoderó de nuestros cuerpos, un CAOS para toda la población.
Al no saber cuanto tiempo tendríamos que pasar sin poder salir de casa, y viendo que cada día que pasaba iba a peor.
Fue ahí cuando me volvió la idea que había dejado atrás hace mucho tiempo.
ESCRIBIR UN LIBRO.
Sin pensarlo dos veces, se lo comente a mi chica, la cual me dijo que hacia adelante, ahí, supe, que ella era la inspiración que necesitaba. No dudé un segundo en que tenía que hacerlo, que era el momento, la cabeza se me llenaba de ideas, muchas, se entremezclaban entre ellas, me venia una historia, me venia otra, paré en seco, respire profundamente y cogí papel y boli.
Empecé a pensar de que quería que se tratara mi libro, que contar, que historia encajaría mas con mi forma de escribir.
Después de darle muchas vueltas a la cabeza, y muchas hojas en blanco arrancadas, me vino a la cabeza una idea, la cual empecé a desarrollar y hasta este día, la sigo desarrollando.
Una nueva ilusión
Aquí os dejo un poco de mi libro:
Allí estaba ella, en aquel oscuro bosque con el vestido largo ajustado que se había puesto para la ocasión, mojado por el gran diluvió que estaba cayendo. Los pies manchados de barro, las lagrimas cayéndole por sus ojos, no se veía nada por la lluvia, tenia mucho miedo, y aunque sabia que su marido estaba allí, por momentos se sentía sola.
Francisco José Hidalgo Macías.