Los líderes de los 30 países de la OTAN abrieron este martes una cumbre en España en la que rediscuten su respuesta a la invasión de Rusia a Ucrania, que según la alianza provocó un «cambio fundamental» en su política y obliga a sus integrantes a aumentar el gasto en defensa, y en la que se registró un primer éxito con la decisión de Turquía de aceptar el ingreso de Suecia y Finlandia a la alianza.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el anfitrión del encuentro, recibió en Madrid, sede de la cumbre, al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y dijo que la OTAN buscará trasladar un mensaje al mundo por la guerra en Ucrania.
Queremos enviar «un mensaje de unidad de democracias, que se reúnen para defender la democracia y los valores que nos unen, que son los valores de la libertad, de la pluralidad política, del respeto a los derechos humanos, y también de la defensa de un orden internacional basado en reglas», dijo.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y el resto de los líderes de la OTAN y diez más de países extraalianza invitados al encuentro tuvieron una primera cita conjunta en la cena que les ofreció el rey Felipe VI en el Palacio Real.
Biden, que llegó a Madrid luego de participar de una cumbre del G7 en Alemania, fue recibido por el rey Felipe, Jefe de Estado español, antes de trasladarse a la sede del Ejecutivo, el Palacio de la Moncloa, donde se entrevistó con Sánchez, que es el jefe de Gobierno.
En su discurso en la cena, el rey Felipe repasó la anterior cumbre en Madrid, en 1997, «otro momento de gran simbolismo» y remarcó que «el pesimismo no puede ser una opción en un momento en que el mundo se enfrenta a antiguas amenazas, como Rusia, combinadas con otras nuevas», por lo que debe mirarse el futuro «con determinación, para poder brindar seguridad y paz».
Estados Unidos anticipó en durante la cumbre anunciará el despliegue de nuevos efectivos militares en Europa, donde tiene estacionados a miles de soldados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan informó de que habrá «anuncios específicos mañana» sobre «compromisos adicionales a largo plazo de posicionamientos de fuerzas» de tierra, mar y aire, y que estarán mayoritariamente concentrados en el flanco este, fronterizo con Rusia.
Sullivan agregó que Biden comunicará oficialmente a Sánchez un aumento de los destructores en la base naval de Rota de cuatro a seis para reforzar la presencia militar de su país y de la OTAN en la zona, informó la agencia de noticias AFP.
En medio de fuertes medidas de seguridad en Madrid, Stoltenberg dijo en un discurso previo a la cumbre que Ucrania, bajo la invasión rusa, estaba sufriendo «una brutalidad nunca vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial».
El secretario general de la alianza militar liderada por Estados Unidos dijo que la guerra en Ucrania había causado un «cambio fundamental» en la política de la OTAN y que sus integrantes deberán invertir más dinero en defensa en «un mundo más peligroso e impredecible».
«Es muy importante que sigamos dispuestos a proporcionar ayuda», afirmó, y agregó que el encuentro acordará «un nuevo paquete completo de asistencia» a Ucrania.
Además de reafirmar los compromisos con Ucrania, la cumbre pretende establecer un nuevo «concepto estratégico», documento central que no se actualiza desde 2010, reforzar el flanco este de la alianza y discutir la creciente influencia de China en la zona del Pacífico.
Pero Madrid ya se anotó un éxito en uno de los puntos centrales y que generaba más expectativas: Turquía firmó un acuerdo con Suecia y Finlandia por el que levanta su veto a la adhesión de ambos países, lo que despeja el camino para que estos dos países, vecinos de Rusia, se sumen a la alianza.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson; y el presidente de Finlandia, Saulio Niinisto, sellaron el entendimiento frente a Stoltenberg antes del inicio formal de la cumbre.
Turquía había frenado la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN alegando su supuesta connivencia con organizaciones como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerada «terrorista» por Ankara, así como con sus aliados kurdos iraquíes de las Unidades de Protección Popular (YPG).
Turquía también pretendía garantías de que se eliminarán las restricciones de armas impuestas por los dos países por una incursión militar que el Ejército lleva a cabo en el norte de Siria.
«No queremos palabras vacías, queremos resultados», había señalado Erdogan en Turquía antes de partir hacia España.
La intervención de Rusia a Ucrania, que comenzó el 24 de febrero, llevó a Finlandia y Suecia a replantearse su tradicional política de neutralidad e inclinó a la opinión pública a favor del ingreso en la OTAN. El 8 de mayo los dos países presentaron juntos su pedido de entrada.
Madrid estuvo este martes bajo un dispositivo de seguridad extraordinario, integrado por fuerzas armadas y policía, para proteger a los más de 40 jefes de Estado y de gobierno y los 5.000 participantes en la cumbre, que termina el miércoles.
Bautizada «Eirene», por la diosa griega de la paz, la operación de seguridad de esta cumbre es la «mayor de la historia reciente de España», según el gobierno.
En total, 10.000 efectivos garantizan la seguridad de la cumbre, entre ellos 6.500 policías nacionales, 2.400 guardias civiles y seguridad privada y policía local. También hay agentes de seguridad de la OTAN y de los países presentes en la cumbre.
En la cena de bienvenida, en tanto, el rey Felipe recordó la cumbre de 1997, con su padre Juan Carlos I como anfitrión, realizada también «en tiempos de intensos cambios y de remodelación no solo en Europa».
En aquella ocasión, la Alianza dio «los primeros pasos» en su ampliación a los países del este de Europa con la esperanza de dejar atrás la Guerra Fría.
En aquel momento, prevalecía «un espíritu de optimismo» tras la caída del Muro de Berlín pero ahora «la realidad geoestratégica ha cambiado radicalmente», reconoció el rey, que advirtió que la región se enfrenta a «la fusión tanto de las viejas como de las nuevas amenazas».
El sistema internacional está siendo sometido a «una profunda transformación, que conlleva algunos riesgos que podrían golpear el propio corazón de las sociedades libres, plurales y democráticas» y están emergiendo amenazas híbridas y cibernéticas, subrayó el monarca.
Insistió en su mensaje de unidad a los aliados, a los que alertó que «la magnitud de los desafíos» enfrentar «requiere extender esta unidad a toda una serie de socios estratégicos con los que compartimos valores, principios y objetivos».