Por: Carlos Martínez Márquez
‘’Si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares’’. Lee Kuan Yeu
Como toda mañana, despierto, abrazado en mi propia piel, envuelta esta vez de otoño gélido y difuso; a veces no sé cómo denominarlo a estas alturas, por el contraste residual de las altas temperaturas que registra de nuestro caribe situado en medio del Sol. Los Bee Gees, me hicieron la mañana, recordando aquel ferviente estilo que marco una de las mejores décadas de mi generación: Saturday Night Fever.
¿Quién, no se empeñó, en medio del delirio invocar, la imagen en la pista de baile, de John Travolta? Toda la juventud de la época, se veía reflejada en su estelar papel de bailarín, que en medio de la pista se creaba un cintillo único, en donde solo el, era el atractivo. Yo no era la excepción, frustrado por el fan de hacer exactamente el ‘’Split’’ a su estilo, pero la inflexibilidad de mis extremidades no me permitía extender las piernas— para quedarme sentado en la pista. Eso, sí que me generaba un problema existencial. La música, es mi ‘’pie de amigo, desde siempre la llevo por dentro y por fuera y con una sonrisa diacrónica que jamás perecería, aun en medio de la oscura y densa complejidad en la que el mundo está siendo doblegado y confinado al encierro.
Las mañanas, me sirven de referencia, para desglosar en mi interior, que tan difícil es, erradicar las toxinas que nos deja el tema de la corrupción. No quiero consolarme con que el resto de América latina ha generado mucho estrés por este acontecer de que su clase política manipulan el erario público como medio de enriquecimiento ilícito. Y que mientras más alta la tasa de corrupción— mas pobreza se expande en su vientre inflado— por falta de integridad y transparencia de los gobiernos. Republica Dominicana se encuentra en un factor numérico, ocupando un lugar del cual no nos sentimos para nada ‘‘orgullosos’’. Nos miden todos los años con la misma vara y los índices a nivel regional nos va diciendo como están las instituciones; es una radiografía que sirve para observar con transparencia la gestión pública como garantía de los sistemas democráticos gubernamentales. La transparencia tiene como característica cardinal que permite al ciudadano observar lo que ocurre en la intimidad de las oficinas publicas con el objetivo de darle seguimiento puntual a las acciones de políticas y programas públicos y la gestión en el desempeño de los recursos. todo esto es lo que nos dice transparencia internacional, pero al parecer siempre nos quedamos cortos en su ejecución.
Transparentar el estado es una cualidad o atributo que contribuye al fortalecimiento de los valores, de la democracia, para contribuir a la consolidación del Estado social y de derecho, de cara a la percepción ciudadana. La transparencia año tras año ha sido tema de debate en todos los niveles y en toda América latina, ya que hemos sido víctimas de escándalos como consecuencia, quizás, de los altos índices de corrupción percibidos por los ciudadanos por medio de los informes que sistemáticamente se publican al respecto. Hoy día, al margen de lo que ha acontecido con relación a escándalos de funcionarios y gobernantes, como los casos del ex presidente Lula Da Silva (Odebrecht), la presidenta Bachelet, en Chile, cuyo hijo fue objeto de interrogatorio por sospecha de corrupción y que dejo en cierto modo una macula que afecto su imagen y luego aflora el caso de Venezuela como el más corrupto de la región, disputándose con la Republica del Paraguay y luego nos lanzan el ‘’dron ‘’ de transparencia internacional con medio de contraste para ver con claridad, la lectura diagnostica de como están los ‘’féferes’’ a nivel institucional en cuanto al comportamiento del manejo de los funcionarios que administran presupuesto. La herencia de la pasada gestión nos dejo muy ‘’mal parados’’ en términos de imagen, cuya percepción llevo a la población al hastío, desalojándolos de la casa de gobierno y poniendo en situación muy incómoda al nuevo incumbente da palacio.
‘’ El fin justifica los medios’’ y eso ha sido desde siempre, una constante en que los políticos utilizan la política como plataforma para la consecución del dinero fácil. La ideología y el pragmatismo filosófico de los partidos quedaron atrás y el romanticismo es tan solo un efímero sentimiento que no anida y retiene la ética ni siquiera para guardar las apariencias. En tan solo dos meses de gobierno, el presidente, Luis Abinader, llega al estado, cargado de ilusiones de campaña, en cuanto a todo lo que tenga que ver con transparencia y de pronto estalla el primer escándalo por presunta corrupción, seguido del más reciente el de la ministra que dirige el Ministerio de la juventud. Esto ha generado en la sociedad cierta preocupación debido a que no ha transcurrido los primero cien días de tregua y ya empezaron a desesperarse los funcionarios por estar maquinando de como harán para echarse al ‘’fango’’ sin salir enlodado. En realidad, el tiempo, al cabo de haber cumplido, este nuevo gobierno, sus cuatro años, nos dirá si el cambio fue una quimera o fue un cuento de ‘’hadas’’ para pretenderlo que fuese un sueño hecho realidad. Estamos al acecho.